Homilía en la festividad de Nuestra Señora de Candelaria – Febrero 2009

//Homilía en la festividad de Nuestra Señora de Candelaria – Febrero 2009

Queridos fieles de San Cristóbal de La Laguna:

Sirva este breve saludo para anunciarles, oficialmente y con gran alegría, que del 9 al 22 de mayo de este año 2009 tendrá lugar la Visita de la Imagen de Ntra. Sra. de Candelaria a la ciudad de La Laguna, capital de la Diócesis. Será la Primera Visita desde que mi antecesor, Monseñor Felipe Fernández García, instituyó -el 15 de agosto de 2001- que periódicamente, cada siete años y alternativamente, la Patrona de Canarias visitara Santa Cruz de Tenerife y San Cristóbal de La Laguna. En octubre de 2002 fue recibida y acogida con gran regocijo por los santracruceros, ahora, siete años después, corresponde a los laguneros mostrar, con el fervor y entusiasmo de siempre, su amor y devoción a la Virgen María y, al mismo tiempo, aprovechar los dones espirituales que esta visita nos ofrece para renovar y acrecentar nuestra vida cristiana.

La “Visita de la Virgen” a La Laguna es un acontecimiento religioso de primer orden que, vivido con el corazón, producirá abundantes frutos, tanto en las personas como en las comunidades parroquiales y en las familias. El traslado de la venerada imagen a la Ciudad de los Adelantados nos permite revivir el segundo de los “misterios gozosos” del Rosario: “La Visita de María a su prima Isabel”. Una visita que llenó de alegría y bendiciones divinas a aquella familia. Como hizo entonces, María nos visita para ayudarnos en nuestras necesidades y mostrarnos a Jesús, “fruto bendito de su vientre”. Y como hizo Isabel, también entonces, nosotros la recibimos con entusiasmo y le decimos: “Bendita tú entre todas las mujeres”, “dichosa tú porque has creído”. Si nos sentimos honrados y recibimos con satisfacción la visita de personalidades de la cultura o la política, ¿cómo no acoger con el mejor agrado y honor a la que nuestros antepasados, los guanches, llamaron “Chaxíraxí”, es decir, “La Madre del sustentador de cielo y tierra”?

Como viene ocurriendo ininterrumpidamente desde hace siglos, en el encuentro con “La Imagen de la Virgen de Candelaria”, que los canarios honramos como nuestra patrona y protectora, los creyentes vivimos nuestro amor y devoción a la persona viva que es la Santísima Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, que —como la celebramos cada 15 de agosto— “cumplido el curso de su vida terrena, fue llevada en cuerpo y alma a la gloria del cielo, en donde ella participa ya en la gloria de la resurrección de su Hijo” (Catecismo, 974) y, “una vez recibida en los cielos, no dejó su oficio salvador, sino que continúa alcanzándonos por su múltiple intercesión los dones de la eterna salvación” (Conc. Vaticano II, LG 62).

Esta es nuestra fe, esta es la fe constante de la Iglesia: “La Virgen María desde su asunción a los cielos, acompaña con amor materno a la Iglesia peregrina, y protege nuestros pasos hacia la patria celeste, hasta la venida gloriosa del Señor” Por eso, confiadamente nos dirigimos a ella y le decimos: “Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, escucha las plegarias de tus hijos necesitados y de todo peligro líbranos, oh! siempre Virgen gloriosa y bendita”. Como todos los que nos han precedido, los cristianos de hoy también necesitamos de la protección de la Virgen y acudimos a su regazo pidiéndole que interceda ante su Hijo para que nos libre de todo mal y nos haga partícipes de la vida verdadera que El ha venido a traer al mundo.

La Comisión Organizadora ha elegido como lema para esta singular visita, la frase “María, Vida, Dulzura y Esperanza nuestra”. Se trata de una expresión que le decimos a la Virgen cuando rezamos “la salve” y que expresa lo que María es para nosotros, discípulos y seguidores de Jesucristo. En una carta más amplia, que les ofreceré más adelante, tendremos oportunidad de reflexionar sobre todo ello.

Sólo faltan unos meses. Les invito a todos a participar activamente, a preparar todo lo necesario, sobre todo, a preparar nuestro corazón para celebrar, con renovada fe y entusiasmo, esta Visita de la Virgen de Candelaria a La Laguna. Ya, desde ahora, acudamos Nuestra Señora:

Virgen de Candelaria, como nos han enseñado desde niños te decimos: “Virgen morenita, dulce Madre del Divino Amor, clara estrella de esperanza nuestra, luz que irradia del eterno Sol”. A ti acudimos, Madre y Abogada nuestra; tú conoces las necesidades de tus hijos, los gozos y las esperanzas de los que te invocan; intercede ante tu Hijo Jesucristo para que nunca nos falten los bienes materiales y espirituales que necesitamos para ser felices en esta vida y alcanzar la vida eterna”.

† Bernardo Álvarez Afonso

         Obispo Nivariense

2017-07-18T10:44:54+00:00noviembre 9th, 2015|De parte del Obispo|0 Comments
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